jueves, 1 de diciembre de 2011

ANEXO INTRODUCTORIO

A MODO DE PRESENTACIÓN
El presente trabajo poético, iniciado en 1992 y que ha ido incrementándose desde entonces, sigue los fundamentos del grupo Oulipo en su génesis, configuración y desarrollo.
Tomando como lejano referente el ballet “Las criaturas de Prometeo” de Beethoven, toda la obra gira en torno a dos pilares complementarios: por una parte, un conjunto de poemas en los que escuchamos la voz de Prometeo, titán mitológico castigado por robar el fuego a los dioses; y por otra, otro grupo de composiciones que presentan la voz de las diferentes criaturas a las que dio vida con la llama divina (los poemas referidos a este segundo grupo se estructuran en dos partes diferenciadas tipográficamente: un narrador externo que presenta a la criatura, y la reflexión, en primera persona, de la propia criatura)
Cada poema irá configurando una entrada en el blog, entradas que se irán publicando semanalmente, apareciendo de forma alternativa las intervenciones de Prometeo y de cada una de sus criatiras. Y cada entrada llevará, a modo de ilustración, un dibujo realizado ad hoc por artistas amigos que, de forma voluntaria, se han prestado a colaborar en el proyecto.
Dejo en manos de los posibles lectores el esclarecimiento del mecanismo oulipiano seguido para la confección técnica de los poemas.
OULIPO
Oulipo (acrónimo de “Ouvroir de littérature potentialle”, que se traduce como “Taller de literatura potencial”) es un grupo de escritores, artistas y matemáticos que busca crear obras usando técnicas de escritura limitada. Fue fundado en noviembre de 1960 por Raymond Queneau y François Le Lionnais.
El movimiento renuncia desde el principio a afiliarse o erigirse como vanguardia alguna; no obstante, el método de búsqueda de nuevas estructuras formales continúa la senda que recorrieron el surrealismo y el dadaísmo.
Pero si el surrealismo abandona la razón y acude al inconsciente en la búsqueda de un proceso de creación sin restricciones, el paradigma oulipiano traza la ruta en sentido contrario, aplicándose consciente y razonadamente restricciones que le permitan nuevas formas de creación, lo que le alejará del Dadá y su culto al azar.
Podríamos sintetizar a modo de resumen lo señalado anteriormente exponiendo su divisa fundacional: “Llamamos literatura potencial a la búsqueda de formas y de estructuras nuevas que podrán ser utilizadas por los escritores como mejor les parezca.”
El proceso unirá dos disciplinas, intuitiva y académicamente distintas: las matemáticas y la literatura. Así, conceptos como restricción (semántica, fonética, combinatoria, algoritmo, fractal, …) se importarán de las matemáticas para aplicarse sobre el material propio de la literatura: las palabras. Y en este proceso se irán encontrando las posibilidades de la lengua, las potencialidades de la literatura.
Para sus propósitos (¿por qué contentarse con viejas recetas y no explorar nuevas fórmulas?), el Oulipo se concentró en dos tareas:
-       La invención de nuevas estructuras y retos mediante la combinación de Literatura y Matemáticas.
-       El examen de obras literarias previas con el objetivo de encontrar rastros del uso de estructuras, formas o restricciones.
El Oulipo no genera normas, sino procedimientos de creación. Ya lo había empleado Raymond Queneau en sus “Ejercicios de estilo” (99 formas de contar un mismo episodio) y lo repetirá después en “Cien mil millardos de poemas”, compuesto de diez sonetos cuyos versos son combinables entre sí. Otra de las obras representativas del Oulipo es “La desaparición”, de Georges Perec, historia policíaca en donde no existe la letra E (en la traducción al castellano se prescindió, en su lugar, de la A).
Probablemente sea Georges Perec uno de los autores adscritos al Oulipo que más ha trascendido. En la mayoría de sus obras encontramos algún tipo de “juego literario” que, en realidad, es el que articula la composición del texto (aunque no seamos conscientes de ello). Si en “La desaparición” no utilizó la letra E, en “La vida: instrucciones de uso”, su obra más conocida, la historia se articula mediante el movimiento del caballo en el ajedrez.
Italo Calvino fue otro de sus representantes literarios (con títulos como “El castillo de los destinos cruzados”, “Si una noche de invierno un viajero”), así como Julio Cortazar, y una larga nómina de autores cuya relación excede la finalidad de la presente introducción.

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